20 de diciembre de 2013

Producción en cadena, a medida del consumidor

Hace algunos meses, plasmé la idea de poder configurar placas base a medida. En realidad, más allá del sector de las placas base, el verdadero avance para la sociedad y las empresas sería el de poder implementar un modelo productivo mucho más flexible y eficiente.

Actualmente, las cadenas de montaje o producción en masa están pensadas para producir lo mismo todo el tiempo. Y eso a pesar de que la producción en cadena se diversifica constantemente para lograr integrar más y más productos en la misma cadena. Optimizar la producción y hacerla flexible ha comportado poder producir en paralelo y de forma eficiente varios productos al mismo tiempo. De esta forma, productos distintos comparten etapas comunes en la misma cadena de montaje.

No obstante, la idea que presento aquí vendría a revolucionar la forma actual de concebir los productos aprovechando el implacable avance de las nuevas tecnologías: el nuevo modelo productivo estaría basado en permitir a los usuarios configurar sus productos a través de Internet.

Para empezar, se trataría de implementar un nuevo tipo de cadena de montaje que permitiera producir varios productos personalizados y a gusto del consumidor. La personalización sería accesible para los usuarios a través de Internet y se realizaría indudablemente bajo criterios de las empresas.

Un ejemplo sencillo nos ayudará a visualizar el concepto:

Imaginemos que mucha gente estuviese interesada en adquirir un televisor. Los desinteresados en tecnología probablemente se conformarían con cualquier modelo estándar prefabricado de x pulgadas, pero, ¿y los que quisieran un televisor más concreto para satisfacer unas necesidades específicas?

Para ellos, la solución estaría en poder configurar su propio televisor a medida. El proceso de elección comenzaría en la página web de la empresa que produce televisores. Los usuarios accederían a un configurador con opciones progresivas donde elegirían los elementos que la empresa hubiera sido capaz de flexibilizar en su cadena de montaje: tecnología de fabricación (LED, Plasma, etc.), tamaño de la pantalla (pulgadas en diagonal), relación de aspecto (16:10, 16:9, etc.), resolución, contraste, puertos de conexión, altavoces integrados, sensores de luz, webcam, etc.

La personalización estaría por tanto determinada por las variables que la empresa lograse ofrecer a sus clientes a través de su página web. Todos los productos configurados por los usuarios se fabricarían en la misma cadena de montaje, donde cada producto se desarrollaría en base a una producción personalizada. De forma consecutiva, la cadena de montaje iría incorporando a los televisores los elementos elegidos por los usuarios y se fabricarían tantos televisores distintos como solicitudes personalizadas.

He puesto el ejemplo de los televisores porque aun habiendo decenas de empresas que se dedican a fabricar televisores, no existe en el mercado un televisor tan simple como éste: pantalla LED de 24", relación de aspecto 16:10, resolución 1920x1200, 2 altavoces integrados y conexión HDMI.

Sencillamente no existe. ¿Tiene esto sentido en pleno siglo XXI? si lo tiene, que alguien me lo explique.

Mientras tanto, sigue en pié la siguiente cuestión: ¿por qué los usuarios no podemos elegir lo que realmente queremos consumir y nos debemos conformar con lo que las empresas osan ofrecernos? si las empresas están al servicio de la sociedad, entonces han de ofrecer a la sociedad lo que la sociedad quiere realmente consumir. Y para ello deben conocer nuestra opinión, nuestros gustos y nuestros criterios. Si queremos que est
a sinergia consumidores-empresas sea una realidad, sólo la flexibilización eficiente de los procesos productivos, junto con Internet, podrán ser las herramientas que lo permitan.

4 de diciembre de 2013

El MIT y la Certificación Energética

En España se ha abierto la veda para la certificación energética. Llega tarde si nos comparamos con los países del norte de Europa, pero al menos llega. No obstante, el mundo de la ciencia y la tecnología avanza tan rápdio, que existen dispositivos dispuestos a derrumbar los cimientos mismos de la certificación energética. Veamos a qué me refiero:

Existe un dispositivo desarrollado por el MIT capaz de regular la sensación de temperatura exterior en el cuerpo. Esto implica que en una habitación a 15ºC, dos personas que tengan integrado este dispositivo, podrán percibir, si lo desean, 22 y 25ºC de temperatura externa respectivamente.

Lo interesante del caso es que, la certificación en eficiencia energética se realiza bajo unos parámetros de confort de entre 21 y 25ºC. Pero si estos dispositivos, que ofrecen la sensación de confort climático, se llegaran a comercializar, ¿sería entonces inncesario realizar la certificación energética bajo los parámetros actuales?, ¿tendría sentido instalar y consumir tantos kWh al año en climatización?, ¿dónde quedaría entonces la demanda de climatización?, ¿deberán los gobiernos cambiar las leyes y normativas actuales para poder permitir y regular el confort para permitir la autorregulación personal?, ¿dónde quedará entonces la certificación energética?


El hecho de que este dispositivo no sea el único factor que pone en tela de juicio la utilidad o necesidad de la certificación energética, sugiere importantes interrogantes sobre lo que estamos haciendo los técnicos sobre este campo en la actualidad.

Y es que en realidad, la forma en que se está abordando la eficiencia energética, no es precisamente eficiente. No sólo el cálculo de la demanda energética de un edificio deja de tener sentido si tenemos en cuenta los avances tecnológicos, sino que las emisiones de CO2 podrían ser prácticamente nulas si la energía se generase a través de fuentes de energía renovables.

El objetivo 20-20-20 para 2020 es claramente insuficiente y no está correctamente planteado. El objetivo debe ser el cambio de modelo energético para todos los países. Y el único modelo que permitirá un crecimiento económico y un desarrollo sostenible es el modelo basado en fuentes de energía renovables.

Si se promoviese el objetivo de producir el 100% de la energía a través de fuentes renovables, rebasaríamos con creces el objetivo 20-20-20, creando miles de puestos de trabajo, revolucionando la industria del automóvil, reduciendo la contaminación, mejorando la salud y la esperanza de vida de las personas, y además, lo haríamos de una forma mucho más eficiente que con el planteamiento actual.

Sin necesidad de energías fósiles ni de prácticamente reformas en las instalaciones de los edificios, alcanzaríamos niveles de eficiencia A, B y C en prácticamente todos los sectores (residencial y terciario).

14 de noviembre de 2013

Los Coches del Futuro

La industria del automóvil es una de las más grandes y que más recursos logra movilizar del planeta. Desde la invención del automóvil hacia finales del siglo XIX, su producción y modernización incesante no ha dejado de asombrarnos. Los coches forman parte ya de la sociedad humana, son un elemento indiscutible de nuestra existencia como especie y nos acompañarán en sus diversas formas y evoluciones hasta el fin de los tiempos (si todo va bien).

El coche empezó siendo un artículo de lujo, pero su producción continuada ha logrado perfeccionar la técnica, reducir sus costes, mejorar sus prestaciones e ir acercándolo a la inmensa mayoría de la población mundial. El coche es un triunfo de la movilidad a nivel mundial y sigue en auge en muchos países, sobre todo en China. El coche ha imprimido el actual modelo urbano: ha diseñado las ciudades modernas, ha asfaltado las carreteras, creado las señalizaciones, los parkings, los parquímetros, los taxis, etc.

Pero el crecimiento exponencial de la población mundial y el uso de energías fósiles, han transformado las urbes y convertido el coche en una fuente de estrés y cáncer. Los atascos de tráfico, los accidentes, el ruido y la contaminación porovocados por el uso del coche son una realidad incuestionable y creciente, y no acompañando la convivencia en las ciudades, ponen en grave riesgo la salud humana.

El coche se enfrenta por tanto a dos grandes problemas.

El primero, que debido a la masificación de personas en las ciudades, el coche no puede convertirse en medio de transporte particular para todos. El binomio una persona - un coche, es lo más irracional que se puede plantear en este ámbito a estas alturas. La congestión urbana es absoluta en todas las ciudades del mundo, incluso en aquellas diseñadas enteramente para coches, como Phoenix (Arizona, EEUU), una ciudad sin apenas transporte público que fue planteada y desarrollada en su día para el uso casi exclusivo de los coches.

En este sentido, el problema de la congestión urbana es meridiano y no se puede resolver a menos que aceptemos que no todos podemos ir en coche, o al menos, no todos a la vez. En este sentido se deben potenciar y promover medidas como el carril VAO, la conducción en días pares/impares en función del número de matrícula, etc.

El segundo gran problema al que se enfrenta el coche, es a la contaminación que produce. Las ciudades vuelven a ser tóxicas y fuentes de innumerables cánceres y enfermedades respiratorias. En un mundo donde la tecnología se extiende y evoluciona vertiginosamente, donde la manufactura a gran escala es casi un juego de niños, o donde enviar robots a explorar otros planetas es algo completamente normal, no tiene sentido seguir utilizando "coches fósiles". Es por ello que el coche eléctrico debería ser el único coche del futuro.

Muchos desconocen que el coche eléctrico se inventó antes incluso que el coche con motor de combustión interna de cuatro tiempos. Pero ya es una realidad y los grandes fabricantes deben volver su mirada hacia el bienestar de la sociedad. En estos momentos la producción y compra/venta de coches eléctricos es mínima. Y es evidente porqué: el "coche fósil" ha diseñado para sí todas las redes e infraestructuras de transporte, desde la producción hasta el consumo, pasando por la distribución. El modelo actual está tan ampliamente extendido y tan sumamente optimizado, que cuesta enormidades el cambiarlo. Más a escala planetaria. Por eso el coche eléctrico apenas se está asomando, aunque probablemente, también se deba a que el sector de los carburantes es uno de los más poderosos y lucrativos del planeta.

Es por ello que la industria del automóvil no está imponiendo el cambio de modelo, puesto que siguen fabricando muchos más vehículos "fósiles" que no eléctricos. Claro que, tampoco las infraestructuras están aun preparadas, para que se dé el salto al coche eléctrico se debe realizar un esfuerzo conjunto entre administraciones y empresas.

No obstante, mientras este cambio se empieza a fraguar, un nuevo tipo de coche está emergiendo: el coche por gas a través de energías renovables. En realidad, no es el único combustible que está demostrando ser una alternativa a los habituales derivados del petróleo (gasolina, diésel, etc.),  también el hidrógeno o biocombustibles como el etanol o el biodiésel han sido utilizados para alimentar los coches.

Llegados a este punto, sólo puedo lanzar varias preguntas al aire. ¿Habrá un cambio de modelo en los automóviles a corto o medio plazo?, de ser así, ¿qué modelo de coche acabará triunfando?, ¿respetará el medio ambiente y la salud humana?

17 de octubre de 2013

Una Verdadera Contribución a la Eficiencia Energética

El 4 de enero de 2003 entró en vigor la Directiva 2002/91/CE, que regula, en el ámbito de la edificación, las emisiones de gases de efecto invernadero, el consumo y la eficiencia energética, y la generación de energía a partir de fuentes renovables. Los objetivos fundamentales de esta Directiva son la mejora de la eficiencia energética en los edificios y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esta normativa entró en vigor en España el pasado 1 de junio y afecta tanto a los edificios de nueva construcción como a los edificios existentes (y sus partes integrantes) que sean objeto de venta o alquiler.

En el proceso de certificación de la eficiencia energética en los edificios, los técnicos competentes valoran y analizan principalmente dos aspectos:

Por un lado, la envolvente térmica del edificio: los muros, los huecos, los cerramientos, el aislamiento, los puentes térmicos, etc. En definitiva, las propiedades térmicas del edificio.

Por otro lado, las instalaciones: los equipos de ACS, calefacción, refrigeración y las contribuciones energéticas. La iluminación, en vivienda, no se tiene en cuenta.

Como resultado del proceso de cálculo, tendremos un nivel determinado de eficiencia energética correspondiente a las emisiones globales de CO2 y al consumo de energía primaria (medida en toneladas equivalentes de petróleo).

Tras ello, los técnicos competentes recomiendan unas medidas de mejora de la eficiencia energética (opcionales, de momento), que pueden actuar tanto sobre la envolvente térmica como sobre las instalaciones. Lo más común, lo más rápido y económico, es actuar sobre las instalaciones.

¿En qué consisten estas mejoras?

Curiosamente, el consumo de energía eléctrica se penaliza, y pasar de una caldera eléctrica a una caldera de gas, o pasar de un sistema de calefacción eléctrico a uno de gas, mejora sustancialmente la eficiencia energética al reducirse con ello las emisiones de CO2.

Pero, ¿por qué ocurre esto?

Porque la producción de energía eléctrica se realiza a través de combustibles fósiles en las centrales térmicas, y por tanto, el consumo de energía eléctrica genera emisiones de CO2. Si la generación de energía eléctrica proviniese de fuentes 100% renovables, no habría problema en que todos los edificios tuviesen un porcentaje elevado de instalaciones eléctricas.

Mientras la generación de energía eléctrica provenga de combustibles fósiles y contaminantes como el gas, el carbón o el petróleo, la eficiencia energética premiará las instalaciones basadas en estos combustibles por muy paradógico que resulte.

Es decir, que la Directiva de la eficiencia energética en realidad no ayuda ni a la sostenibilidad ni a la incorporación paulatina de las energías renovables en el mercado energético. Simplemente, en función del modelo energético vigente, ya pueda estar basado en fuentes de energía fósiles o renovables, penalizará la generación de emisiones de CO2 sin pretender con ello transformar el modelo energético en cuestión, aunque dicho modelo sea contaminante.

Si en España generásemos energía eléctrica exclusivamente de fuentes renovables, casi todos los edificios tendrían calificaciones A, B y C, en vez de las actuales E, F y G. Y por tanto, la certificación en eficiencia energética no sería necesaria.


En resumen, está recayendo nuevamente sobre los contribuyentes, la mayor parte de los costos en materia de eficiencia energética, cuando deberían recaer sobre el sector de la energía y la industria.

12 de octubre de 2013

Una Tercera Revolución Industrial

En lo que llevamos de civilización, se han sucedido y desarrollado dos grandes revoluciones industriales, donde el progreso vino de la mano de la ciencia y la tecnología, y la economía se adaptó y moldeó a esos grandes cambios.

La Primera Revolución Industrial surgió a mediados del siglo XVIII con la mecanización de la industria textil y posteriormente el descubrimiento de la máquina de vapor y el desarrollo de los ferrocarriles. Un nuevo modelo productivo basado principalmente en el carbón como fuente de energía y en el hierro como material predilecto.

La Segunda Revolución Industrial surgió a mediados del siglo XIX con el desarrollo de nuevas industrias, como la industria química, eléctrica y automovilística, que permitieron desarrollar el motor de combustión interna, el aeroplano, el automóvil, la refrigeración mecánica, el teléfono, la radio, etc. Un nuevo modelo productivo que trajo la manufactura y el desarrollo de nuevas formas de energía como el petróleo y el gas, y nuevos materiales como el acero, el aluminio, el alquitrán, etc.

A lo largo del siglo XX se desarrollaron en este marco productivo la biotecnología, la industria agroquímica, las telecomunicaciones (con internet, la fibra óptica y los satélites), y una nueva forma de energía, la nuclear, inauguró la era del uranio, las centrales nucleares y la bomba atómica.

Desde esta perspectiva de avance incansable, podemos concluir que el ser humano busca siempre adquirir nuevos conocimientos, desarrollar nuevos instrumentos y alcanzar nuevas metas. A cada conquista de la ciencia y la tecnología, se sucede otra aun más amplia y elevada.

En vista de lo que ha comportado para el mundo el desarrollo moderno de la Segunda Revolución Industrial, se prevé, para el siglo XXI, el surgimiento de una Tercera Revolución Industrial. Una revolución basada en las energías renovables, las redes inteligentes (Smart Grids) y las impresoras 3D.

No obstante, el cambio no acaba de materializarse pese a que la ciencia y la tecnología ya están preparadas para ello.

Los mercados de la energía eléctrica, el petróleo, el gas, el automóvil fósil, etc., están fuertemente controlados por grandes corporaciones transnacionales. La posición monopolista que han alcanzado estos oligopolios, así como su connivencia con el poder político (lo que comúnmente se llama corrupción política), resulta ser un gran obstáculo para que la humanidad pueda desarrollar una Tercera Revolución Industrial.

Los intereses económicos de esta élite que ha alcanzado la cima del desarrollo de la Segunda Revolución Industrial, lógicamente son los de mantener su situación monopolista antes que apostar por un nuevo modelo energético. Al menos, mientras aun quede petróleo y gas en el mundo. Es por este motivo que no se está intentando frenar, desde la gran industria, el Calentamiento Global provocado por la misma.

El Cambio Climático esta derritiendo los casquetes polares, permitiendo a la gran industria abrir nuevas rutas comerciales y la explotación de nuevos yacimientos de petróleo y gas ubicados bajo el suelo del fondo marino. Pero mientras no sea rentable su extracción, por los elevados costes, la gran industria proseguirá con el desarrollo de nuevas formas de obtener tales energías y de ralentizar el inicio de la Tercera Revolución Industrial. De ahí que el Fracking o gas de esquisto, sea la nueva apuesta de la industria del gas, aunque por ello se contaminen los acuíferos.

No obstante, el cambio hacia la Tercera Revolución Industrial ya se ha empezado a producir, puesto que, siendo los recursos energéticos actuales, limitados, y por tanto escasos, la tendencia creciente de la población mundial y el desarrollo de China apuntan a su encarecimiento, con las consiguientes tensiones y guerras asociadas a su posesión y control. De ahí el desarrollo de coches híbridos, centrales de ciclo combinado, energías renovables, etc.

Pero aun no podemos hablar de un verdadero cambio, de una verdadera revolución. La Tercera Revolución Industrial se iniciará con el abandono del gas y el petróleo para la producción de energía eléctrica a escala mundial, con el desarrollo de las energías renovables, las redes inteligentes, el paso de la manufactura a las impresoras 3D domésticas, etc.

Esta es la revolución que vendrá a equilibrar el mundo, a reducir la contaminación y el cáncer que de ella se deriva, a reducir la dependencia económica entre países, a redistribuir la energía eléctrica, a favorecer el autoconsumo responsable, la producción de bienes a nivel doméstico mediante las impresoras 3D, etc. En definitiva, a posibilitar un cambio de ciclo: el fin de la crisis económica y el relanzamiento de la economía a escala mundial. Y los bancos tienen que contribuir canalizando la inversión productiva hacia estos nuevos sectores del futuro. Sin ellos, sin inversión productiva, no hay futuro sostenible y seguiríamos entonces sumidos en guerras innecesarias, ambientes contaminantes, la destrucción incesante de la naturaleza, etc.

1 de octubre de 2013

Una España 100% Renovable

Hace poco, salía a la luz el resultado de una investigación de la mano del ingeniero industrial Santiago Galbete. Su tesis doctoral, que ha obtenido la calificación de apto Cum laude por unanimidad y ha sido dirigida en la Universidad Pública de Navarra por Luis Marroyo, concluía lo siguiente: “el desarrollo de un sistema de generación renovable no supone para la industria actual un reto inasumible en absoluto y 20 años debieran ser suficientes para su consecución”.

A continuación, he realizado un resumen de lo que tenemos a día de hoy y de lo que nos falta por hacer en materia energética para lograr tan necesario objetivo.

Según un informe descargable del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), los datos aportados por Red Eléctrica Española concluyen que España finalizó el año 2010 con una potencia instalada de 103 GW y un pico máximo de energía consumida de 44 GW.

Lo que propone el ingeniero en cuestión, es lo siguiente (con los datos más actualizados):

1. Energía Eólica: incrementar los actuales 22 GW hasta 48 GW.
2. Energía Solar: incrementar los actuales 6 GW hasta 27,5 GW.
3. Energía de Biomasa: alcanzar los 12 GW.
4. Energía Hidráulica: repotenciación de los actuales 14,8 GW hasta los 17 GW.
5. Centrales de Bombeo: incrementar los actuales 2,7 GW hasta 6,1 GW.

En total, 110,6 GW procedentes 100% de fuentes de energía renovable.

La investigación también se hace cargo del estudio económico para rentabilizar el coste de tales obras.

Ante todo ello, ¿para cuando la implantación completa de las energías renovables y por tanto, de nuestra independencia y autosuficiencia energética?

17 de septiembre de 2013

Una Estandarización Global

Queda mucho por hacer en materia de estándares en este mundo anárquico y competitivo.

Echemos un vistazo a las redes de distribución de energía y sus correspondientes tomas de corriente. A simple vista, veremos que una parte importante del planeta utiliza una tensión de red de entre 220 y 240V a 50Hz. Pero otra parte no menos importante, ni utiliza el mismo voltaje, ni utiliza la misma frecuencia. Es por eso que muchos fabricantes ajustan sus dispositivos electrónicos y transformadores a ambas frecuencias y a un cierto rango de voltajes.

En España, el Estándar de voltaje de las redes urbanas (y rurales) ha cambiado de 220/127V a 230/133V y de 380/220V a 400/230V. Pero sigue sin haber un Estándar definido. Se prevé un cambio gradual y paulatino de toda la red eléctrica al Estándar 400/230V (con la consecuente disminución de la intensidad eléctrica por las líneas). Pero aunque en España logremos tal hazaña, tan sólo habremos estandarizado una pequeña parte de lo que representa la red eléctrica a nivel mundial.

Además, existen tomas de corriente con las características más diversas que podamos imaginar: de triple y de doble agujero, con los agujeros redondos y los agujeros alargados, etc. Si tienes que viajar de Europa a EEUU, prepárate para comprarte adaptadores de red para todos tus dispositivos, porque aunque soporten la tensión y la frecuencia de red de los EEUU, no habrá lugar donde puedas enchufarlos.

Pero la tensión de red y los enchufes son sólo la punta del iceberg de lo que falta en materia de estandarización a nivel global. No existe consenso mundial ni siquiera con algo tan básico como el Sistema Métrico Decimal. Claro que, tan sólo EEUU, Liberia y Myanmar optan por no usarlo.


También en el sector de la telefonía móvil queda mucho por hacer. Hace años que guardo una caja de zapatos llena de teléfonos móviles estropeados, con sus diferentes baterías y cargadores propios. Y es que, hoy por hoy, cada tipo de móvil (Nokia, Samsung, Sony Ericsson, Motorola, Apple, HTC, LG, BlackBerry, Huawei, etc) tiene su propio cargador y por tanto, su propio conector, que además es incompatible con todos los demás móviles.

La cuestión es, ¿tiene esto sentido?

La existencia de estándares y modelos normativos está al orden del día y de cada vez más, se deben buscar modelos y tecnologías integradoras que unifiquen y optimicen la producción.

Las ventajas que supondría una estandarización global en estas y otras materias empequeñecen el desarrollo tecnológico actual y el marco en el que se desarrolla la competencia desenfrenada entre países, empresas y productos manufacturados.

¿Será este el camino del futuro?

Sin duda, los esfuerzos más notables y destacados a nivel mundial que allanan el camino a la Estandarización Global, son: 

http://www.ecianow.org/

http://www.ansi.org/

http://www.ieee.org/index.html

http://www.iso.org/iso/home.html

4 de agosto de 2013

Un Sistema Energético propio del siglo XXI

España es un país con mucho Sol. Tenemos más del doble de horas de Sol al año que Alemania, y sin embargo Alemania ya tiene más metros cuadrados de paneles solares fotovoltaicos instalados que nosotros.

¿Cómo se entienden tan absurdas diferencias?, ¿por qué no aprovechamos el Sol que tenemos?, ¿por qué seguimos tirando de las energías fósiles y contaminantes?

Muy sencillo, por la privatización de nuestro sector eléctrico y la corrupción política.

Las eléctricas han conformado un oligopolio con el beneplácito del Gobierno y han decidido hundir las energías renovables. Siendo el sector de la energía eléctrica un sector verdaderamente estratégico para el relanzamiento de la economía española, el Gobierno del Partido Popular prefiere contentar a esta minoría perversa antes que pensar en el interés general.

El suicido eléctrico y por tanto, económico, no tiene precedentes. Nuestra economía se encuentra en una situación crítica y las alternativas (viables) que posibilitan la recuperación no se quieren considerar porque los oligopolios del sector prefieren mantener su situación de absoluto privilegio y dominio frente a los pequeños y medianos productores.

Para estas empresas tan poderosas, posibilitar la implantación de las energías renovables es, de momento, contrario a la maximización de sus beneficios. Y por tanto, estas empresas no están realizando una labor social ni están a la altura de las necesidades de la sociedad española del siglo XXI.

Un sistema energético propio del siglo XXI debe estar fundamentalmente basado en la producción de energía eléctrica a través de las fuentes de energía renovable.

Sería a través de un potente mercado eléctrico basado en las energías renovables, que España podría no sólo salir de la crisis, sino también obtener su independencia energética y hasta convertirse en exportador de energía. La energía eléctrica se convertirá, a medio y largo plazo, en el nuevo motor de las eocnomías desarrolladas.

Pero para ello tendríamos que devolver al Estado el control de las grandes compañías eléctricas, previa anulación del déficit tarifario que éstas, siendo privadas, han originado. A partir de este paso fundamental, aprobar el autoconsumo y el balance neto supondría garantizar nuestro crecimiento y nuestro futuro económico. Y aun subvencionado a la totalidad del sector, saldríamos ganando con respecto a la situación actual.

Las primas a las renovables deben volver, son una inversión de futuro.

Empezaríamos con la instalación de miles de metros cuadrados de paneles solares fotovoltaicos, paneles solares térmicos, nuevos parques eólicos, etc. Después vendría la producción de coches y baterías eléctricas, la sustitución paulatina de gasolineras por puntos de carga eléctrica, y a través de catalizadores solares, también podríamos ser pioneros en la producción de hidrógeno como combustible.

Con todo esto, la sociedad española se ahorraría mucho dinero con la factura de la luz, se incentivaría el ahorro y la eficiencia energética, la gente podría gastar más en consumir y reactivar con ello la demanda interna, las ciudades dejarían de ser contaminantes y por tanto, fuentes aberrantes de innumerables cánceres, etc. Todo son ventajas.

Los modelos energéticos basados en las energías renovables benefician tanto a la inmensa mayoría de la población como a la naturaleza, y son propios de sociedades avanzadas y responsables. Por contra, los modelos energéticos basados en las energías fósiles, contaminan tanto a la población como a la naturaleza, y son propios de sociedades mediocres y con poca consciencia de lo sostenible, lo eficiente y lo responsable para con la naturaleza.

16 de mayo de 2013

Un Metro más Informativo

¿Quién no ha llegado al Metro y lo ha perdido por tan sólo unos segundos?, ¿quién no se ha dicho a si mismo que podría haber corrido un poco más?, ¿cuántas veces nos hemos despedido apresuradamente de alguien para no perder el metro y al bajar nos hemos encontrado con que aún faltaban más de 5 minutos?

El Transporte Metropolitano de Barcelona, así como muchos otros metros del mundo, lleva un atraso tecnológico muy importante. La carencia informativa en las bocas del metro del tiempo de llegada de los trenes afecta a los usuarios del transporte público.

La solución pasa por habilitar paneles de información a los usuarios en todos los vestíbulos o bocas del metro, de manera que se faciliten los tiempos de espera de los trenes antes de que los usuarios accedan a las andanas.


En la imagen anterior se puede observar como quedarían los paneles informativos, así como la información que ya está presente en la actualidad: el logo del metro, el nombre de la línea, el nombre de la parada, un mapa esquemático de la red metropolitana, etc.

También resultaría de interés general la puesta en marcha de un servicio online donde los usuarios podamos acceder a esta información en tiempo real. Precisamente en la sociedad de la información en la que vivimos, donde casi todo el mundo dispone de teléfonos móviles con conexión a internet, poder sincronizarse con los tiempos de los trenes desde el móvil supondría un avance espectacular, puesto que nos permitiría a todos la posibilidad de planificar mejor nuestros trayectos y coordinarnos mejor con los tiempos del metro.

Crear una aplicación gratuita y descargable para cualquier plataforma móvil, sería un avance impresionante. Al alcance de un clic, podríamos saber desde la calle, el restaurante, la tienda o cualquier establecimiento, a qué hora pasarán los próximos trenes, si el servicio de metro se halla detenido, etc.

Además, esta información podría incluirse en los cálculos que Google Maps nos ofrece para planificar nuestras rutas. De esta forma podríamos saber desde nuestras casas, a qué hora exacta debemos coger el metro para poder llegar a tiempo a nuestro destino.

8 de mayo de 2013

Un Configurador de Placas Base

Si bien es cierto que ya existen páginas web donde cualquiera puede configurarse un ordenador a medida (eligiendo placa base, procesador, memoria, discos duros, etc), sería un gran avance poder ir un paso más allá y poder configurar directamente las placas base. Las posibilidades actuales para poder configurar un PC son muy limitadas y solemos desperdiciar muchas características que nos vienen de serie y que no necesitamos. Por tanto, el objetivo es poder optimizar los recursos del ordenador conforme a las necesidades de cada uno.


¿Por qué configurar la placa base?

La placa base es el elemento central del ordenador, donde se define la familia de procesadores que pueden alojarse, el número de slots disponibles para la memoria RAM, los chipsets, y con ellos, la cantidad y tipo de periféricos conectables, etc. 


Configurar a medida los elementos periféricos de las placas base nos permitiría ahorrar espacio y energía en nuestro ordenador, además de no tener que desperdiciar forzosamente muchas de las prestaciones que los actuales modelos estandarizados nos traen de serie. ¿Cuántas veces hemos desperdiciado en nuestro PC los puertos SATA, los sockets de memoria RAM, los puertos USB, firewire, o la posibilidad de montar varias tarjetas gráficas en serie?

Sinceramente, a mí me parecería un gran avance el proporcionar a los usuarios la posibilidad de configurar las placas base realmente a medida. Probablemente, lograr este objetivo implicaría que los fabricantes pudieran ensamblar un número muy variable de elementos en las placas base, en función, no tanto de uno o varios modelos de chipsets, sino de la posiblidad de configurar los chipsets de forma personalizada para cada usuario, para poder optimizar sus necesidades.

Algunos ejemplos nos ayudarán a comprender el alcance de este método revolucionario de concebir los ordenadores:

Imaginemos que yo estuviera interesado en un ordenador AMD, es decir, con un procesador AMD, pongamos por ejemplo la actual serie FX-8000. Este procesador no lleva gráfica integrada y soporta un máximo de 1866Mhz para memoria RAM DDR3.

Si tengo pensado instalar 8GB de memoria RAM (a 1866MHz para aprovechar la capacidad del procesador), aunque en un futuro quisiera ampliarla a 16GB, sólo necesitaría tener 2 slots de RAM en vez de los habituales 4 slots. En el caso de 8GB la configuración sería de 2x4GB, y en el caso de 16GB de 2x8GB.


Además, si tengo pensado instalar una única tarjeta gráfica dual slot por PCIex16 (2.0 o 3.0, que a día de hoy no existe ninguna diferencia apreciable), no necesito que haya más slots PCIex16 disponibles, con lo que me ahorro las conexiones y el espacio de esos slots. Además, como la gráfica va a ocupar un doble slot, no se pondrá, en el espacio que ocupa, otro slot, porque entonces, y eso ocurre muchas veces en muchas placas base actuales, tenemos que desperdiciar un slot sí o sí.

Por otro lado, imaginemos que quiero instalar en mi ordenador una tarjeta de sonido por PCIex1. ¿Para qué voy a necesitar entonces que la placa lleve integrada de serie una configuración de sonido y sus correspondientes puertos? todo esto también se podría ahorrar, que básicamente es espacio y consumo inútil.

Sigamos. Imaginemos que quisiera integrar un SSD por PCIex1, un HDD por SATA 6Gb/s, una unidad óptica por SATA 3Gb/s, y un ratón y teclado por USB 2.0. Pongamos también que quisiera 4 conectores exta USB 2.0, otros 2 conectores USB 3.0, otro SATA 6Gb/s, y otro SATA 3Gb/s.

Además, también sería interesante poder configurar las fases de poder del procesador y el overclocking, el tipo de condensadores utilizados, el tipo de bios, la cantidad de botones en placa, etc.

Bien, pues con todo esto configurado, nos encontramos que actualmente no existe ninguna placa base en el mercado que optimice estas características. Por otro lado, el espacio ahorrado nos permitiría probablemente prescindir del tamaño de placa ATX y configurar un tamaño de placa microATX, con lo que, además del consumo, nos ahorraríamos bastante espacio para nuestro ordenador.

3 de mayo de 2013

Una Televisión Interactiva

La televisión de hoy día reproduce un modelo de comunicación unidireccional o comunicación 1.0, que en muchos aspectos se asemeja al discurso del cura en la iglesia: la comunicación y la información parten de un único emisor y fluyen en una única dirección hacia el resto de receptores.

Una televisión al servicio de la sociedad debería ser capaz de reproducir un modelo de comunicación 2.0, donde la gente pudiera tener su espacio para votar y opinar: una televisión interactiva.

Por lo general, cuando pensamos en la televisión que queremos tener, normalmente nos centramos sólo en el envoltorio, en el continente, pero no en el contenido. Pensamos en si la pantalla ha de ser LED, OLED, AMOLED, o de Plasma; en si ha de tener 32, 36 o 40"; también miramos el contraste, la alta definición, el ángulo total de visión, el color del marco, el grosor de la pantalla, el peso, el precio, etc.

Todos estas características se han de tener en cuenta, pero centrarnos única y exclusivamente en el envoltorio supone centrarnos en el aspecto más efímero de todos, porque al fin y al cabo a los pocos meses habrá mejores y más avanzados modelos que serán más potentes, más ligeros, consumirán menos energía y aun serán más baratos que el modelo que nos hayamos comprado. ¿Y todo para qué?, para seguir viendo el mismo contenido 1.0.

Por otro lado, no nos dan alternativas, puesto que el consumismo juega ya un papel dominante en nuestras vidas. Sin embargo, permitámonos el lujo de abrir nuestra mente al debate de la televisión que realmente queremos. No nos limitemos al aspecto puramente consumista, imaginemos. Este es mi modelo 2.0 en líneas generales:


Evidentemente este es un esquema muy básico, pero todo este modelo es escalable y ampliable. Veamos sus características principales:

Canales Temáticos

En primer lugar, la concepción actual de que un canal tiene que representar o ser voz de una determinada empresa privada que impone lo que la gente ha de ver bajo su prisma ideológico, se acaba. Esta televisión se desarrolla en el marco de una televisión pública y estatal, donde todo el mundo puede opinar y votar acerca de los contenidos.

La virtud de los canales temáticos permite a la gente elegir lo que quiere ver en cada momento. Y las opciones son muchas y muy diversas, puesto que la idea no es crear un único canal de cada tema, sino varios, pero que cada grupo de canales temáticos se especialice en su materia las 24h del día. Ejemplos:

Entrando en el menú de canales podríamos elegir cualquiera de los grupos temáticos. En el primero de ellos habría varios canales informativos, uno dedicado a la información a nivel internacional, otro a la información a nivel nacional, otro a la meteorología a nivel mundial, así como otros canales informativos presentados en distintos idiomas.

En la sección de deportes habría también varios canales, uno centrado en el fútbol a nivel nacional, otro en el fútbol a nivel internacional, otro en el básquet, otro en el tenis, otro en el patinaje sobre hielo, otro en la escalada, etc.

Del mismo modo, en la sección tecnológica habría un grupo de canales sobre tecnología y avances científicos, uno dedicado a las novedades sobre microprocesadores y su arquitectura, otro a la nanotecnología, otro a la robótica, otro a nuevos materiales y formas de energía, otro a las novedades en móviles y tablets, etc.

También en la sección de cine habría un canal dedicado a las películas de terror, otro a las películas western, otro a las películas de suspense, y un larguísimo etc.

Así mismo, en el apartado de documentales habría un canal sobre documentales de la naturaleza, otro sobre documentales históricos, otro sobre documentales políticos, etc.

Otra idea interesante es que podría haber un grupo de canales exclusivos para publicidad y anuncios, donde las empresas pudiesen anunciar sus productos de manera continuada sin que los usuarios padeciésemos las habituales interrupciones mientras vemos programas, películas y series de televisión.

No sigo más con los demás grupos temáticos porque creo que la idea ha quedado clara y por tanto es el momento de pasar a la siguiente etapa:

Conexión a Internet

Para mayor dinamismo y flexibilidad, los contenidos y la estructuración de todos estos canales, por ejemplo, la forma de clasificar las películas, el carácter de los documentales políticos, el contenido sobre el que deban gravitar los debates y las tertulias, etc, se pondrían al servicio de la opinión de la gente a través de encuestas en Internet. La organización de los canales que he descrito es sólo mi primeriza opinión, el resultado siempre estará expuesto a modificaciones en función de la opinión de todos los usuarios.

La conexión a Internet se realizaría a través de un menú que nos permitiese elegir entre distintas opciones, algunas de las cuales podrían ser la web de Youtube, webs de informativos y medios de comunicación, y una web sobre encuestas, sugerencias y opiniones acerca de la organización y la calidad de la televisión interactiva.

También se abre aquí la idea de que se nos permitiese abrir un navegador de internet para ver el correo y utilizar la red libremente. Nuevamente, esto también estaría en potestad de los usuarios, pero yo soy más partidario de que para eso ya están los ordenadores, los móviles y las tablets. Veamos ahora otra característica de esta televisión interactiva:

Reproductor Multimedia

¿Cuántos de nosotros hemos sido estafados por la empresa Iomega con sus reproductores multimedia?, ¿cuántas veces hemos intentado reproducir una película en formato MKV por HDMI y la película salía muda?, ¿Cuántas veces hemos intentado seleccionar una película para su reproducción y el reproductor no era capaz de reconocer ese archivo?

Con la nueva televisión interactiva todos estos problemas dejan de existir. En primer lugar, porque la propia televisión contaría de forma nativa con un reproductor para todos los formatos de vídeo, audio e imágenes, cuyos códecs se irían actualizando periódicamente a través de la conexión a internet antes mencionada.

La reproducción multimedia de películas, música y fotos, se podría realizar conectando por USB una memoria flash, un SSD o un Disco Duro, sin necesidad de contar con un reproductor multimedia externo.

Otra idea que surge en este punto, es si merecería la pena integrar en la televisión algún sistema de almacenamiento SSD y la opción de programar descargas a través de Internet para poder ver las películas en la tele nada más ser descargadas. Pero igual esto ya es mucho pedir.