30 de julio de 2014

Los Drones de Filtrado Atmosférico

El principal problema que presentan las ciudades en la actualidad es la contaminación atmosférica derivada del tráfico urbano. La polución y el efecto invernadero es un fenómeno que ocurre de forma evidente en todas las ciudades del mundo aumentando así el riesgo de padecer cáncer por parte de su población.

La idea que presento hoy podría ayudar a reducir la contaminación atmosférica, y por ende, el riesgo de la población a padecer cáncer sin la necesidad de tener que implantar el coche eléctrico en las ciudades.

La primera concepción que tuve de los drones de filtrado atmosférico consistía en la colocación de unos grandes ventiladores que se encontrarían suspendidos sobre la ciudad, con el objeto de expulsar los gases contaminantes de la misma, impulsándolos desde el suelo hacia el cielo. Sin embargo, esta primera idea presentaba un grave problema de base: los gases atmosféricos son más pesados que el oxígeno y el nitrógeno presentes en el aire, y tan pronto como fuesen expulsados hacia el cielo, volverían a bajar haciendo del invento una inutilidad absoluta.

Tras repensar la cuestión, no quedaba otra opción que realizar un filtrado de esos gases contaminantes. Se trataría nuevamente de colocar por toda la ciudad unos ventiladores flotantes de gran tamaño y poco peso, ya fuesen estáticos o móviles, y que tuvieran la capacidad de filtrar el aire contaminado. Así, actuarían como grandes extractores atmosféricos que conducirían el aire y los gases contaminantes hacia unos filtros donde se podría eliminar la contaminación del aire.

En cuanto a la estructura, la mejor forma de albergar un extractor flotante es con un cilindro hueco. En este caso, iría colocado de forma vertical y en cuyo interior se situarían dos ventiladores en cada extremo y una zona de filtrado de partículas contaminantes en el centro del mismo.

En cuanto a las dimensiones, al tener que filtrar una gran cantidad de partículas contaminantes, serían necesarias unas dimensiones de órdago. Un tamaño razonable bien podrían ser unos 12 o 15 metros de diámetro en cuanto a la base circular del cilindro, y unos 6 o 7 metros de longitud (en este caso, de altura) para el mismo.

En cuanto a su anclaje, bien podrían sujetarse desde terrazas de edificios bajos, vehículos especiales, e incluso entre rascacielos que estuvieran lo suficientemente juntos. El sistema de fijación consistiría en resistentes cables de acero trenzado u otros materiales tal vez más flexibles, con posibilidad de ser recogidos (importante para poder asegurar estos drones en tierra en caso de tener que renovar el sistema de filtros, así como por seguridad en caso de grandes tormentas y vientos huracanados), y que situarían a los drones a una altura de entre 40 o 50 metros sobre el nivel del suelo. El mismo cable de anclaje podría servir para alimentar los ventiladores extractores con energía eléctrica.

En cuanto a su flotabilidad, existen varias formas de concebir cómo estos drones atmosféricos pueden sostenerse flotando en el aire. Sin embargo, todas ellas pasan en primer lugar, por construirlos con materiales resistentes y ligeros como la fibra de carbono, además de revestir el perímetro de los cilindros con una bolsa hinchable (cual globo aerostático) en cuyo interior se encerraría una masa de gas tipo helio.

Todo ello permitiría una drástica reducción del peso de los drones, y en este punto, lograr sostenerlos en el aire podría llevarse a cabo de formas más simples: instalar pequeñas hélices auxiliares o incluso una Turbina Eólica Voladora. Esta última permitiría la sustentación del dron y al mismo tiempo generaría energía eléctrica de forma renovable para poder alimentarlo.


Además de ésta, ya existen otras ideas para filtrar el aire contaminado en las ciudades. Este es el caso de este espectacular concepto: un rascacielos que ‘se come’ la contaminación y devuelve aire limpio.