29 de septiembre de 2014

La Smart Lamp

En Barcelona existen únicamente doce puntos de medida de gases contaminantes. Teniendo en cuenta que Barcelona tiene más de 1,6 millones de habitantes, y que la ciudad ocupa una superficie de 98,21 km², hay un medidor atmosférico por cada 8,18 km². Una proporción claramente insuficiente para poder conocer y analizar correctamente la problemática de la contaminación atmosférica en la ciudad.

Además, algunos de estos puntos de medida de la Red de Vigilancia y Previsión de la Contaminación Atmosférica (XVPCA) están situados en zonas verdes, y por tanto, no indican realmente la concentración de contaminantes atmosféricos "a pie de calle", que es precisamente el lugar donde vive, compra, se desplaza y trabaja la inmensa mayoría de la población.

La propuesta que traigo hoy, no sólo va encaminada a incrementar la cantidad de puntos de control atmosférico en las ciudades, sino también a mejorar el limitado uso de uno de los elementos más abundantes y presentes en las ciudades: las farolas.

Las farolas, tal y como las conocemos actualmente, son supervivientes de un pasado remoto, originadas cuando las primeras bombillas comenzaron a iluminar las noches, hasta entonces llenas de oscuridad.

Pues bien, ya es hora de repensar el concepto de farola para avanzar hacia lo que yo denomino la Smart Lamp. Técnicamente, el término literal para una "farola inteligente" sería una Smart Lamppost, pero de todas formas, vamos a ver de qué se trata.

¿Qué es una Smart Lamp?

Muy sencillo, una Smart Lamp es una farola polivalente y éste es su potencial:

1) Capacidad para medir los gases contaminantes presentes en la atmósfera a través de sensores y filtros de gases contaminantes.

2) Capacidad para medir la contaminación acústica en las calles a través de un medidor de dB(A).

 
3) Capacidad para medir la temperatura y la humedad relativa a través de ambos sensores.

4) Capacidad para encenderse automáticamente cuando la luz natural se desvanezca a través de un sensor de luz.

5) Capacidad para disminuir su nivel de luminosidad y ahorrar energía si no detecta movimiento de coches o peatones en un radio amplio a través de un detector inteligente de presencia/movimiento.

6) Capacidad de conectarse ininterrumpidamente a internet para ofrecer históricos y lecturas en tiempo real, así como el estado de funcionamiento de sus sensores y diodos LED.

7) Capacidad para funcionar de una forma semi-autónoma (energéticamente hablando) a través de una pequeña placa solar y una mini-turbina eólica de eje vertical.

8) Capacidad para proporcionar conexión a internet vía Wifi a través de un Router inalámbrico.

Se trata de rediseñar el actual modelo caduco de farola para transformarlo en un elemento nuevo, capaz de aportar a la ciudad mucho más que un poco de luz por las noches. Un elemento orientado a la mejora de la gestión de la energía y de nuestros niveles de confort en las ciudades, un elemento cuya información pueda ser consultada y analizada por todos los ciudadanos a través de Internet.

Esta idea que presento hoy, es en realidad una fusión de varios elementos e ideas ya existentes: los puntos de medida de la XVPCA, la Smart Citizen start-up, y diversas concepciones sobre lo que deberían proporcionar las Smart Cities en el futuro.

16 de septiembre de 2014

Energía Ilimitada contra la Pobreza Energética

No todos los recursos existentes en la Tierra son limitados. Hay uno, al menos, que no lo es: la energía. En comparación con cualquier otro recurso, la energía que el ser humano puede obtener en la Tierra supera con creces a la requerida para satisfacer las necesidades actuales de toda la humanidad.

Según los cálculos actuales, la Tierra recibe del Sol 1,74x10^17 W aproximadamente (con una variación del ±3,5%). Una energía por segundo que cada año equivale a un total de 5,48x10^24 W (5,48 YW). Considerando que a día de hoy el consumo energético anual de toda la humanidad es del orden de 10^21 W, la energía que nos entrega el Sol cada año es aun 1.000 veces superior al consumo energético anual de toda la humanidad. Es decir, el Sol podría cubrir una demanda energética equivalente a 1.000 planetas como la Tierra.

Por tanto, el futuro de nuestro mundo está en la obtención directa de la más poderosa fuente de energía que existe en nuestro sistema solar, ya que, a efectos prácticos y dado que el Sol es una fuente de energía que no se agotará hasta dentro de varios miles de millones de años, es sensato afirmar que la energía que recibe la Tierra del Sol es el único recurso ilimitado del que disponemos.

Durante los últimos siglos de nuestra civilización, la energía ha sido el más importante motor del comercio y la economía mundial. Empezamos con las energías fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural, todas ellas originadas indirectamente a través del Sol tras millones de años de evolución natural; posteriormente vino la era de las centrales por fisión nuclear, y hoy día ya existen prototipos para obtener energía de la fusión nuclear.

Sin embargo, al ser fuentes limitadas de energía, podríamos prescindir de gran parte de ellas sustituyéndolas por fuentes de energía renovables, y en especial, por la fuente de energía ilimitada que nos proporciona el Sol. Cuanto antes se haga efectivo el cambio, y antes sustituyamos los coches fósiles por los eléctricos, entre muchos otros cambios, más reservas de petróleo y gas podrá destinar la humanidad a la exploración del espacio o el transporte aéreo y marítimo, hasta encontrar la fórmula para poder prescindir totalmente de dichas energías fósiles, limitadas y contaminantes.

Por tanto, será el auge imparable de las energías renovables el que proporcionará a la humanidad un excedente energético global, que sumado a la tendencia creciente por obtener la eficiencia energética en todo tipo de ámbitos (consumo eléctrico, iluminación, climatización, motores eléctricos, baterías eléctricas, dispositivos electrónicos, electrodomésticos, edificios, etc), situaría a la humanidad en un escenario de abundancia energética y baja contaminación atmosférica, hechos que ayudarían en gran medida a combatir la creciente problemática de la Pobreza Energética.