4 de diciembre de 2013

El MIT y la Certificación Energética

En España se ha abierto la veda para la certificación energética. Llega tarde si nos comparamos con los países del norte de Europa, pero al menos llega. No obstante, el mundo de la ciencia y la tecnología avanza tan rápdio, que existen dispositivos dispuestos a derrumbar los cimientos mismos de la certificación energética. Veamos a qué me refiero:

Existe un dispositivo desarrollado por el MIT capaz de regular la sensación de temperatura exterior en el cuerpo. Esto implica que en una habitación a 15ºC, dos personas que tengan integrado este dispositivo, podrán percibir, si lo desean, 22 y 25ºC de temperatura externa respectivamente.

Lo interesante del caso es que, la certificación en eficiencia energética se realiza bajo unos parámetros de confort de entre 21 y 25ºC. Pero si estos dispositivos, que ofrecen la sensación de confort climático, se llegaran a comercializar, ¿sería entonces inncesario realizar la certificación energética bajo los parámetros actuales?, ¿tendría sentido instalar y consumir tantos kWh al año en climatización?, ¿dónde quedaría entonces la demanda de climatización?, ¿deberán los gobiernos cambiar las leyes y normativas actuales para poder permitir y regular el confort para permitir la autorregulación personal?, ¿dónde quedará entonces la certificación energética?


El hecho de que este dispositivo no sea el único factor que pone en tela de juicio la utilidad o necesidad de la certificación energética, sugiere importantes interrogantes sobre lo que estamos haciendo los técnicos sobre este campo en la actualidad.

Y es que en realidad, la forma en que se está abordando la eficiencia energética, no es precisamente eficiente. No sólo el cálculo de la demanda energética de un edificio deja de tener sentido si tenemos en cuenta los avances tecnológicos, sino que las emisiones de CO2 podrían ser prácticamente nulas si la energía se generase a través de fuentes de energía renovables.

El objetivo 20-20-20 para 2020 es claramente insuficiente y no está correctamente planteado. El objetivo debe ser el cambio de modelo energético para todos los países. Y el único modelo que permitirá un crecimiento económico y un desarrollo sostenible es el modelo basado en fuentes de energía renovables.

Si se promoviese el objetivo de producir el 100% de la energía a través de fuentes renovables, rebasaríamos con creces el objetivo 20-20-20, creando miles de puestos de trabajo, revolucionando la industria del automóvil, reduciendo la contaminación, mejorando la salud y la esperanza de vida de las personas, y además, lo haríamos de una forma mucho más eficiente que con el planteamiento actual.

Sin necesidad de energías fósiles ni de prácticamente reformas en las instalaciones de los edificios, alcanzaríamos niveles de eficiencia A, B y C en prácticamente todos los sectores (residencial y terciario).

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