En tan sólo un día, la Tierra recibe más energía proveniente del Sol que la que actualmente utiliza toda la humanidad durante todo un año.
¿Increíble verdad?
Se podría decir que aprovechar verdaderamente una fuente de energía tan abundante e ilimitada como el Sol, nos catapultaría a una nueva era de expansión industrial y desarrollo tecnológico sin precedentes. Un nuevo horizonte de creación de empleo e impulso productivo que proporcionaría, entre otras cosas, plantas fotovoltaicas, casas solares, ventanas fotovoltaicas, automóviles eléctricos, nuevas y mejoradas baterías eléctricas, nuevos puntos de carga o electrolineras, farolas solares, un nuevo impulso para el sector eléctrico y electrónico, la reconfiguración de la distribución energética hacia un modelo local y menos centralizado, etc.
Por tanto, no aprovechar esta energía, y seguir dedicándonos a contaminar la Tierra a través del saqueo y el consumo de las limitadas energías fósiles, implica necesariamente seguir sumiendo a la humanidad en la pobreza energética. Además, las energías fósiles no son sólo un problema energético que conlleva la destrucción de la naturaleza y los conflictos asociados a la posesión de esta limitada fuente de energía, también comportan un grave problema para la salud humana.
Hoy por hoy, todas las ciudades del mundo son un hervidero de cáncer debido principalmente al aire contaminado que respiramos, fruto de los coches y las industrias fósiles. No hablemos ya de la mezcla de este aire con el tabaco.
No obstante, el daño al ser humano será temporal (hasta que encontremos una cura barata y eficaz contra el cáncer), y es por ello que lo que nos debe importar más, es el daño irreversible que estamos provocando en nuestro planeta. Y todo ello, paradójicamente, evitable desde hace ya varios años...
¿Increíble verdad?
Se podría decir que aprovechar verdaderamente una fuente de energía tan abundante e ilimitada como el Sol, nos catapultaría a una nueva era de expansión industrial y desarrollo tecnológico sin precedentes. Un nuevo horizonte de creación de empleo e impulso productivo que proporcionaría, entre otras cosas, plantas fotovoltaicas, casas solares, ventanas fotovoltaicas, automóviles eléctricos, nuevas y mejoradas baterías eléctricas, nuevos puntos de carga o electrolineras, farolas solares, un nuevo impulso para el sector eléctrico y electrónico, la reconfiguración de la distribución energética hacia un modelo local y menos centralizado, etc.
Por tanto, no aprovechar esta energía, y seguir dedicándonos a contaminar la Tierra a través del saqueo y el consumo de las limitadas energías fósiles, implica necesariamente seguir sumiendo a la humanidad en la pobreza energética. Además, las energías fósiles no son sólo un problema energético que conlleva la destrucción de la naturaleza y los conflictos asociados a la posesión de esta limitada fuente de energía, también comportan un grave problema para la salud humana.
Hoy por hoy, todas las ciudades del mundo son un hervidero de cáncer debido principalmente al aire contaminado que respiramos, fruto de los coches y las industrias fósiles. No hablemos ya de la mezcla de este aire con el tabaco.
No obstante, el daño al ser humano será temporal (hasta que encontremos una cura barata y eficaz contra el cáncer), y es por ello que lo que nos debe importar más, es el daño irreversible que estamos provocando en nuestro planeta. Y todo ello, paradójicamente, evitable desde hace ya varios años...
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